Top 50 relojes de todos los tiempos: la guía definitiva de relojes para hombre
FUSIONANDO LO INDUSTRIAL Y LO EXÓTICO
Dada la incesante exageración que se atribuye al Royal Oak y la variedad de iteraciones y estilos que Audemars Piguet ha creado a lo largo de los años, es fácil olvidar cuán formidablemente inteligente, intuitivo e innovador fue su diseño en 1972.
Encargado de combinar la robustez y versatilidad de un reloj deportivo de acero con la belleza artesanal distintiva de Audemars Piguet, el diseñador Gérald Genta ideó el Royal Oak en una sola noche. Con ello, selló su legado y el de Audemars Piguet, además de engendrar el género del “deporte de lujo” de un solo golpe.
El diseño de Genta fue una síntesis inspirada de lo industrial y lo exótico. Estilizado y equipado con un movimiento automático ultrafino, el Royal Oak destacaba por su bisel octogonal con tornillos visibles, integrado en una caja que se fusionaba a la perfección con un complejo brazalete ahusado. La esfera de estilo brutalista se subordinaba a las relucientes geometrías de la caja, donde se aplicaban minuciosamente acabados contrastantes, cepillados o pulidos a mano. El brazalete era tan complejo que requería relojeros en lugar de técnicos para su ensamblaje.
El Royal Oak logró con el acero lo que los arquitectos de alta tecnología de la época estaban haciendo con los edificios de acero: elevar el material de la industria y los utensilios de cocina al nivel de lo sublime. “El metal noble de las catedrales modernas”, así lo llamó Genta, según Bill Prince, autor de “Royal Oak, from Iconoclast to Icon”. En su momento, el Royal Oak era el reloj de pulsera de acero más caro jamás fabricado, pero inauguró un género cuyo impacto se sentiría realmente en las décadas siguientes, especialmente en la actualidad.