La corona
La corona del reloj es la perilla de cuerpo generalmente estriado por medio del que se da cuerda al reloj, se le pone en hora o se cambia la fecha del calendario. Normalmente se sitúa a las 3, o a las 12 en los relojes de bolsillo.
Conecta con la máquina interna y sus delicados componentes de un reloj a través del tubo de la caja. La corona, que puede variar de una junta simple a un intrincado sistema de tornillos, le permite el cargar, cambiar la hora y ejecutar funciones especiales como la configuración y el calendario.
Corona a rosca o de bloqueo
Este tipo de corona está diseñada para las condiciones más extremas y hace que el reloj sea más fiable y resistente al agua.
Para ajustar la hora o la fecha en su reloj, debe tirar suavemente la corona y dar un número de vueltas en sentido contrario a las agujas del reloj, desenroscar él de la caja antes de poder sacar la corona para ajustar el reloj. Una vez que el reloj está ajustado, debe atornillar la corona de nuevo, presionando firmemente contra la caja (es resorte!) Y simultáneamente, girar en sentido horario. Luego, con cuidado de no forzar, gírela hasta que quede ajustada contra la caja.
Cómo manipular la corona
La mayoría de los relojes cuentan con una corona convencional que debe ser extraída con suma delicadeza para cambiar la hora o la fecha con una leve presión con el borde de la uña y no tirarla con los dedos para evitar se dañe y provoque filtraciones de agua.
Forzar la corona al abrirla o cerrarla podría resultar en daños graves en el reloj. Asegúrese siempre desenroscar la corona antes de ajustar la fecha o la hora con suma suavidad.
IMPORTANTE
Es absolutamente esencial que la corona de rosca está totalmente cerrada antes de usar el reloj y recomendamos que recuerde esta opción cada vez entra en contacto con el agua.
La corona convencional debe estar bien cerrada, pero aún así no ofrece la protección necesaria para el agua por lo que deberá extremar precauciones y no exponer su reloj a riesgos potenciales.
Al cerrar la corona a rosca debe ajustarse con firmeza – no con fuerza – y dejar de atornillar en cuanto sienta resistencia en la rosca. El ajuste forzado no le brindará mayor estanqueidad.
Al contrario: lo más probable es que el exceso de tensión dañe la rosca y eventualmente perjudique la capacidad de protección del agua.